El 9 de febrero se celebra en todo el mundo el Día de Internet Segura o Safer Internet Day, bajo el lema ‘Una Internet mejor comienza contigo: más conectados, más seguros’. El evento tiene lugar desde hace años en el mes de febrero y está promovido por la red INSAFE/INHOPE con el apoyo de la Comisión Europea, es abanderado en España por INCIBE, y tiene el objetivo de promover un uso seguro y positivo de las tecnologías digitales, especialmente entre niños y jóvenes.
Este #DíaDeInternetSegura o #SID2021 persigue una mayor seguridad, pero también la creación de un espacio en el que todos hagamos uso de la tecnología de manera responsable, respetuosa, crítica y creativa.
Aún nos queda mucho por mejorar en cuanto a seguridad en la Red, en aspectos como la defensa ante los delitos cibernéticos, la legislación de los estados protegiendo al usuario y la auto-regulación de las tecnológicas. Nos queda mucho por aprender también en cuanto a saber convivir en Internet con quienes piensan diferente, una convivencia que nos aportaría seguridad por la disminución de conflictos. Y desde luego nos queda mucho por aprender en cuanto a responsabilizarnos un poco más de nuestra propia vida digital como usuarios.
En este aprendizaje, las familias jugamos un papel clave. Porque somos la raíz de la educación de los menores, porque los adultos somos plenos usuarios de la Red y porque entre todos podemos ayudar a crear una Internet en la que, aunque no pueda haber garantía de seguridad absoluta, sí podamos encontrar un entorno más estable que el actual.
16 pasos para la seguridad familiar en Internet:
Los dispositivos
1.- Configuración: si entra un ‘aparato’ en casa, aprendamos a protegerlo. Router, móviles, tablets, ordenadores, asistentes-relojes-televisiones inteligentes, juguetes conectados a la Red… Todos ellos son una potencial puerta de entrada a nuestro hogar desde el exterior y una puerta de salida de nuestros datos. Cambiar nombres de usuario y contraseñas, configurar usos, desactivar funcionalidades… A veces nos parece imposible, pero querer es poder y si introducimos tecnología en casa hay que entender cómo funciona.
2.- Contraseñas: cambiarlas de vez en cuando, aprender incluso a manejar un gestor de contraseñas, saber cómo crearlas para que sean más seguras, no compartirlas. Tenemos contraseñas en todo: desde el router o la wifi hasta las redes y las compras, los servicios online y el banco o los temas de trabajo y las plataformas de videoconferencias. Cuidémoslas.
3.- Actualización: cada cierto tiempo se actualizan sistemas operativos y apps, también navegadores. Merece la pena estar pendiente y aplicar estas actualizaciones, echando un vistazo a qué cambia. Y si tenemos contenidos en la nube, bien profesionales o personales, merece la pena hacer copias de seguridad cada cierto tiempo.
4.- Cuidado: especialmente en el caso de los menores, los dispositivos digitales no son juguetes -en ellos se manejan datos personales, ubicación, privacidad…- así que hay que transmitir el mensaje de que hay que cuidar los ‘aparatos’, intentar no perderlos, no dejárselos a cualquiera… Y en el caso de los adultos, que llevamos la vida entera en el móvil o en el ordenador, igualmente ser conscientes de que no todos los peligros de Internet vienen de fuera; muchos de ellos son descuidos nuestros, como no configurar doble autenticación, no cambiar claves de acceso, conectarse a cualquier wifi pública o hacer clic en un enlace sin pensar.
Los contenidos
5.- Antivirus: los hay de muchos tipos, así que usémoslos. Es curioso cómo a muchos nos preocupa la seguridad (o falta de ella) en Internet, y sin embargo en el plano doméstico somos muchos los que no tenemos este tipo de paquetes de protección, que pueden alertar sobre riesgos o proteger nuestros contenidos familiares, por ejemplo.
6.- Filtros y controles parentales: de cara a los menores, existen muchas opciones para restringir sus búsquedas online o para tener información del tipo de vida digital que viven, para gestionar el tiempo de uso de dispositivos o la conectividad a la Red. El control parental no es un milagro y no educa por sí solo, pero puede ayudar a poner determinados límites. En cuanto a los filtros que ofrecen navegadores, paquetes antivirus o controles parentales, no podemos delegar totalmente en ellos para que protejan y eduquen, pero sí pueden resultar útiles para evitar algunas sorpresas.
7.- Perfiles de usuario: en redes, televisiones inteligentes, plataformas de streaming y otros servicios digitales suele ofrecerse la opción de crear perfiles específicos a los menores de edad para que determinados contenidos no aparezcan. Incluso algunos servicios desdoblan su marca para crear entornos infantiles. Aprovechemos estas opciones para favorecer un acceso gradual de nuestros hijos a los contenidos digitales.
8.- Conversación: no cabe duda de que Internet hace posible que nuestros hijos vean muchas cosas, incluso algunas para las que no están preparados o que directamente pueden resultar dañinas. Además de recurrir a la tecnología para evitar ese acceso, o además de prohibir la tecnología para que no puedan ver nada peligroso, podemos HABLAR en familia sobre lo que nos preocupa, sobre esos contenidos online que queremos que nuestros hijos aprendan a gestionar o a contarnos si los encuentran.
Las acciones
9.- Descargas: especialmente en el caso de niños y adolescentes, a veces se nos olvida que en el resto de la educación vamos favoreciendo una autonomía progresiva. Y por eso resulta que en muchas ocasiones tienen más libertad en el mundo digital que en el analógico. Se descargan aplicaciones sin consultar, se crean perfiles en redes sin avisar, juegan con la consola aunque no tengan permiso… Educar no tiene nada que ver con la informática, pero existen opciones (Family Link de Google o En Familia de Apple) para crear perfiles de menores y ser nosotros quienes, al menos en la infancia, autoricemos descargas y abramos o no determinadas puertas a Internet.
10.- Lo ‘pirata’: nos gusta hablar de los peligros de Internet, pero nos gusta mucho menos reconocer que no está bien descargarse música o libros o series ‘pirata’, utilizar contenidos creados por otros sin reconocer esa autoría o sin utilizar bases de datos que sí reconozcan los derechos de autor. Aprendamos a respetar la cultura y el entretenimiento también en Internet.
11.- Enlaces desconocidos: quizá a tu adolescente le lleguen enlaces a uno de sus chats en WhatsApp, quizá a ti te llegue un enlace raro en el que te convocan a un Zoom, probablemente a todos nos ha llegado alguna vez un enlace que afirma que te ha tocado un premio. Pensemos antes de hacer clic, miremos cómo es el enlace y quién lo envía.
12.- Compras: comprar en Internet era ya algo popular pero la pandemia ha revolucionado el mundo del e-commerce. Si tenemos en cuenta que al comprar en Red introducimos datos relevantes como nombre y número de nuestras tarjetas de crédito o débito, nuestra dirección y quizá teléfono… merece la pena elegir bien dónde comprar y quizá incluso tener una tarjeta dedicada solo a esas compras online, de forma que protejamos nuestros ahorros de posibles delitos o estafas.
Las personas
13.- Propósito: cuando nosotros o nuestros hijos utilizamos Internet, ¿para qué lo hacemos? ¿Entretenernos, trabajar o estudiar, aprender, pasar el rato, comunicarnos con alguien? Es muy importante hablar en familia sobre nuestros propósitos digitales, para aprender a tomar conciencia sobre ese famoso ‘tiempo de pantalla’. Y si participamos de las redes sociales, ¿qué tipo de personas ‘digitales’ somos? ¿Aportamos en positivo? Es mucho más cómodo ser un usuario que se deja llevar, pero resulta cada vez más importante pensar en por qué y para qué nos conectamos.
14.- Creatividad y aportación: ¿somos consumidores pasivos, mirando siempre en la pantalla lo que hacen otros? ¿O contribuimos a crear una mejor Internet a través de aportaciones positivas y creativas? ¿Mi vida digital mejora Internet? Padres y madres podemos dar ejemplo a nuestros hijos en el uso creativo y positivo de la tecnología, y ese ejemplo no consiste en no usar tecnología, sino precisamente en utilizarla para crear, ayudar, colaborar, mejorar o transformar.
15.- Información: con frecuencia vivimos y educamos en lo digital a golpe de titulares virales. No cabe duda de que existen peligros en el uso de Internet y riesgos asociados al uso abusivo de la tecnología, pero también son enormes las ventajas y las oportunidades. De ahí la importancia de informarse en fuentes contrastadas, que aporten herramientas útiles para que cada uno podamos REALMENTE co-crear y vivir una mejor Internet a partir del tipo de personas y familias que seamos.
16.- Conducta personal: la tecnología está diseñada para que queramos utilizarla mucho, y eso sucede con las redes sociales y sus algoritmos, los videojuegos y las apps, las plataformas de streaming y las cookies, las compras o las búsquedas. Ser consciente de cómo funciona la tecnología es fundamental, y más importante aún es aprender a tomar decisiones. Porque pese a que las empresas puedan hacer mucho por mejorar la seguridad del usuario, y pese a que los legisladores pueden hacer mucho por mejorar la seguridad online, y pese a que la actividad de los ciberdelincuentes no ayuda, los usuarios, nosotros, tú y yo y nuestros hijos, podemos cambiar muchas cosas en función de las decisiones que tomemos. Qué publicar, cómo comentar, dónde comprar, qué descargar, dónde hacer clic, cómo relacionarse, dónde informarse, qué creer… La seguridad de Internet también depende de nosotros.
Aprovechemos este #DíadeInternetSegura #SID2021 para reflexionar sobre nuestra seguridad digital en casa y para hablar en familia sobre lo que cada uno de nosotros puede hacer para que la Red sea un espacio positivo.
Autor: María Zabala, periodista experta en ciudadanía digital y familia. Creadora del blog iWomanish y colaboradora de Dialogando.