Juegos para todos los públicos, juegos de rol, juegos de estrategia, juegos de agilidad mental, juegos de simulación, juegos en línea…
Los videojuegos son un fiel reflejo de la sociedad en la que nacen, crecen y evolucionan, y la primera elección de ocio audiovisual en España. Una industria cuya finalidad principal es proporcionar una experiencia al usuario que lo conecte al juego en base a una propuesta de valor convincente.
¿Sociabilidad o aislamiento?
¿Pasión o adicción?
¿Trabajo o entretenimiento?
¿Reto o sumisión?
¿Inclusivos o excluyentes?
¿Oportunidad de aprendizaje o amenaza?
Muchas son las preguntas que nos formulamos en torno a una actividad que tampoco tenemos claro como clasificar.
¿El temor a lo desconocido nos lleva a censurar a los videojuegos? Arrojar un poco de luz sobre este exitoso modelo de ocio interactivo, en un mundo cada vez más tecnificado y virtual, nos permitirá obtener las respuestas que buscamos.
Los videojuegos tienen probados beneficios para la salud:
- Ralentizan el envejecimiento del cerebro, fundamentalmente los juegos de acción.
- Mejoran la función cognitiva, en concreto, la memoria a corto plazo.
- Refuerzan la atención visual y la capacidad lectora, especialmente los juegos de acción en jóvenes con dislexia.
- Favorecen la coordinación visual y manual.
- Estimulan la capacidad de retención.
- Aumentan la agudeza visual.
- Pueden elevar la coordinación y los reflejos en personas con trastornos degenerativos.
- Se gana agilidad en la toma de decisiones.
- Eficacia en el seguimiento de objetivos múltiples.
- Fomento del trabajo en equipo.
- Incremento del sentido de competencia y fomento de la autoestima, a través de la superación de retos y niveles.
- Intensifican el análisis y la capacidad de atención, disminuyendo el dolor de las personas con enfermedades crónicas, al focalizarse en el juego.
- Desarrollan la disciplina, para elevar el rendimiento.
- Potencian la autocrítica y la actitud de mejora.
- Permiten conocer a personas cercanas, o con gustos e intereses afines.
Al desarrollo de las bondades de los videojuegos se suman los posibles peligros asociados a su ab(uso). Destacan:
- Creación de adicciones.
- Desarrollo de conductas agresivas.
- Potenciación de la violencia frente al diálogo, principalmente a corto plazo.
- Rechazo ante recursos didácticos alternativos: libros, etcétera.
- Empleo de un lenguaje vulgar…
- Cosificación de la mujer.
- Patrocinio de personajes hipersexuales.
- Socialización negativa.
- Ausencia de justicia social.
- Carencia del sentido de pertenencia.
Los riesgos que existen en Internet no son un juego. Los más relevantes son:
- Robo de credenciales y contraseñas.
- Suplantación de identidad.
- Acoso, amenazas y extorsión por parte de perfiles no acreditados.
- Suscripción (involuntaria o engañosa) a servicios Premium, de alto coste.
- Infestación de los dispositivos con malware.
- Acceso a contenidos violentos por ofertas, trucos y anuncios invasivos.
La información y la concienciación son herramientas fundamentales para hacer un uso seguro de los videojuegos online. Las principales recomendaciones a tener en cuenta son:
- Descargar o comprar artículos oficiales.
- Usar nombres ficticios en los perfiles.
- Nunca descargar los enlaces de perfiles o foros no acreditados.
- Evitar realizar manipulaciones en las consolas.
- Diversificar las contraseñas en los distintos perfiles de usuario.
- Control riguroso de los pagos realizados por adquisición de mejoras en los juegos.
- Mantener siempre actualizados los dispositivos: smartphones, tabletas, etcétera.
Jugar de forma saludable comienza por la elección del videojuego adecuado, que se ajusta a tres condiciones: edad, gustos y personalidad. El juego tiene que incluir distintos niveles y retos, ofrecer una trama e historia que conecten con los intereses y necesidades del usuario y fomentar la equidad de género.
Fomentar el uso positivo de los videojuegos en jóvenes y adolescentes, y evitar comportamientos que deterioren las relaciones con familiares y amistades, problemas con los estudios y trastornos del sueño, se logra con una serie de medidas tan sencillas de aplicar como eficaces:
- Escoger videojuegos encaminados al aprendizaje.
- Tener en cuenta las clasificaciones por edad; seguir, por ejemplo, las recomendaciones de PEGI (Pan European Game Information).
- Mostrar el comportamiento adecuado frente a estímulos negativos.
- Llevar un control del uso horario, el tiempo que se dedica al entretenimiento virtual.
- Conversar sobre creencias y valores y de qué forma los videojuegos los potencian, disminuyen o refuerzan.
- Fomentar actividades offline, sin pantalla, alternativas y complementarias a las online, encontrando el equilibrio entre unas y otras.
Lo que se juega en la Red, se queda en la Red.
Autor: Mar Castro, Pionera en investigación y difusión de NETiqueta en España y colaboradora de Dialogando.