Jasper vino de Holanda a España con 10 años. Sus compañeros de clase le acosaban porque no hablaba bien el idioma. Le perseguían hasta casa, le pegaban, le quitaban las cosas, le mandaban cartas con insultos, le robaban los apuntes, los libros…
“Me destrozaron tres mochilas, llegaba con moratones a casa… (pero) creo que me destrozó más el ciberbullying «.
Jasper, 20 años
En la escuela descubrieron su correo electrónico y empezaron a enviarle correos diciendo que era un inútil. También encontraron su Facebook, donde escribía todo lo que sentía.
“Entonces me decían que ojalá me muriera, me publicaban en el muro, me enviaban fotos, me comentaban… me escribían cosas… me hizo sentirme una mierda, no podía dormir, tenía estrés, lloraba, sentimientos de soledad…».
Jasper, 20 años
Ahora Jasper tiene 20 años y aún lucha por superar las secuelas del acoso que sufrió desde los 10 a los 14 años. Como le sucedió a él, miles de niños sufren la violencia en el entorno escolar cada día. En concreto, 1 de cada 10 estudiantes afirma ser víctima de acoso y un 7% dice sufrir acoso a través de Internet o el móvil en nuestro país.
Estos son datos se recogen en el informe “Yo a eso no juego. Bullying y ciberbullying en la infancia” en el que Save the Children ha consultado a 21.500 estudiantes de entre 12 y 16 años sobre las experiencias de acoso y violencia que viven.
Algunos datos relevantes sobre este fenómeno que se presentan en la investigación:
- La encuesta nos dice que un 9,3% de los estudiantes encuestados considera que ha sufrido acoso tradicional en los dos últimos meses.
Un 6,9% se considera víctima de ciberacoso. Al ser una encuesta representativa, se puede extrapolar al conjunto de la población, con el resultado de que el número de estudiantes de centros públicos que han sufrido acoso se eleva a 111.000 y 82.000 menores de edad respectivamente.
- El insulto es la manifestación más recurrente del acoso: seis de cada diez estudiantes reconoce que alguien les ha insultado y más de dos de cada diez lo sufre frecuentemente. Además de sufrir insultos directos o indirectos, un acosado puede ser víctima de rumores, robo de sus pertenencias, amenazas, golpes o exclusión.
Cuando el acoso sucede en las redes, es también el insulto la forma de violencia más recurrente: en los últimos dos meses uno de cada tres niños y niñas ha sido insultado por Internet o móvil.
- En cuanto a los niños y niñas que acosan, un 5,4% de los encuestados reconoce haber acosado a alguien y un 3,3% reconoce ser responsable de ciberacoso. Aplicando estos porcentajes al total de los estudiantes de ESO de institutos públicos, 64.000 y 39.000 alumnos se reconocen como acosadores y ciberacosadores respectivamente.
- Hay más acoso entre los más jóvenes, con más víctimas de acoso y ciberacoso entre los estudiantes de primer ciclo de la ESO que entre los de segundo ciclo. También son más los niños y niñas de primer ciclo que se reconocen como agresores.
- Las chicas salen peor paradas: un 10,6% han sufrido acoso (frente a un 8% de chicos), y un 8,5% ciberacoso (un 5,3% de chicos). Además, entre ellos es mayor el porcentaje de los que se reconocen como agresores: un 6,3% de los niños ha acosado a otro menor de edad frente a un 3,5% de las niñas. Esta diferencia persiste respecto al ciberacoso: un 4,5% de los niños ha sido ciberagresor frente a un 3% de ellas.
- Las razones que están detrás del maltrato son confusas. Las víctimas repiten principalmente tres razones por las que son acosadas: para ser molestadas, por su aspecto físico o porque les tienen “manía”. Especialmente destacable es que los niños y niñas que han agredido respondieron mayoritariamente no saber por qué ejercían este tipo de violencia sobre sus compañeros. La segunda causa más declarada para el acoso tradicional es “gastarle una broma”.
- Aunque con cifras mucho menores, es de destacar que un 3,2% de las víctimas de acoso y un 4,2% de las que han sufrido ciberacoso consideran que han sido víctimas debido a su orientación sexual. Un 5,1% y un 5% declaran que el motivo fue su color de piel, cultura o religión.
- Para evitar este tipo de conductas resulta determinante reforzar la educación emocional y la adquisición de habilidades sociales y valores de convivencia. Los resultados del estudio muestran que el predominio de algunos rasgos de personalidad y la escasez o ausencia de otros son importantes para detectar, prevenir y actuar contra los problemas de violencia a los que nos enfrentamos.
- Tanto las víctimas como los que agreden muestran escasa autoestima. Entre los niños y niñas que declaran haber acosado a otro menor de edad, se detecta, además, menor empatía cognitiva y afectiva, menos asertividad y una más baja capacidad para resolver conflictos.
Puedes descargar el informe completo de Save the Children y la guía educativa aquí:
Texto: Save the Children