Algunas cosas que inventa la ciencia evolucionan tan rápidamente que su nombre no revela lo que son capaces de hacer. Véase el caso del microordenador, palabra utiliza todavía para definir un equipo que solo funciona conectado y, por lo tanto, siempre está encima de una mesa. De ‘micro’ no tiene nada, excepto si lo comparamos con sus hermanos mayores, que hasta los años 70 ocupaban plantas enteras de un edificio para hacer lo más básico que hoy en día puede hacer fácilmente un ordenador portátil. El mismo microordenador es un teléfono móvil cuyo nombre tampoco le hace justicia. Hacer y recibir llamadas es hoy apenas una pequeña parte de lo que es capaz de hacer. Incluso la palabra smartphone (teléfono inteligente), que define las competencias de este dispositivo en su vida diaria y se ha convertidotan indispensable actualmente como un peine o un cepillo de dientes. Según la edad que tengas, te costará creer que antes el teléfono era tan solo un teléfono. Te explicamos a continuación cómo fue la rápida evolución del teléfono móvil:
1984 – La idea de crear un teléfono que no necesitase cable viene del siglo XIX, pero vamos a empezar con el primer dispositivo similar a lo que tenemos hoy. El primer paso lo dio Motorola (después de todo, la compañía había inventado el walkie-talkie y ya tenía cierta experiencia en la comunicación inalámbrica). Motorola lanzó el DynaTAC. Pesaba casi 800 gramos, tenía una pantalla de una línea, el teclado era numérico (al fin y al cabo, era para llamadas de teléfono) y una agenda con capacidad para 30 nombres. La batería no aguantaba 1 hora de conversación. En espera, duraba ocho horas. Medía 33 cm de longitud y en algunos países como Brasil o España se ganó años después el apodo de ‘ladrillo’.
1993 – Durante más de una década, muchas empresas invirtieron millones para alcanzar a Motorola y dar un paso más añadiendo funciones como buscapersonas, fax, calculadora o una agenda con mayor capacidad. Uno de ellos era el Simon de IBM, en colaboración con el BellSouth, que tenía pantalla táctil. Con este modelo, a través de un lápiz o con el dedo, se podían hacer llamadas y escribir pequeñas notas.
1996 – Motorola, por su parte, dio un nuevo salto y volvió a dejar atrás a la competencia con el lanzamiento del StarTAC. Fue el primer móvil con tapa. Era atractivo, cabía en la palma de la mano y pesaba menos de 100 gramos. Tenía tecnología SMS y era el primer teléfono móvil con batería de litio, que duraba mucho más que el resto del mercado. Este modelo popularizó el teléfono móvil y lo convirtió en objeto de deseo para muchas personas. La pequeña pantalla tenía un fondo negro con letras verdes. Con él, el teléfono móvil dejó de ser solamente un teléfono para convertirse en un dispositivo de comunicación. ¿No quieres hablar? Manda un mensaje SMS.
1998 – Los cambios vinieron cuando Motorola ganó a un competidor del calibre del Nokia 6160. La batería tenía una duración mayor, de más de tres horas de conversación. Era fácil escribir con él, era más barato y resistía mejor a los choques. La pantalla tenía el fondo gris y los textos eran en letras negras. Los colores llegarían en el siglo XXI. Y fue con este dispositivo de la compañía finlandesa con el que el móvil poco a poco dejó de ser solamente un dispositivo de comunicación para pasar a ser también un dispositivo de ocio. Los juegos podían ser simples, pero eran una gran novedad muy contagiosa. Los niños pedían un móvil a los padres solo por este motivo. Otros fabricantes se apresuraron y profundizaron en los cambios en el teléfono para lograr un dispositivo multifunción, con más juegos y música. Era una época de popularidad para el aparato.
1999 – El móvil avanzó bastante con la llegada de la BlackBerry. Esta se diferenciaba por tener un teclado como un ordenador (en otros modelos, para aquellos que no vivieron aquella época, en cada tecla se incluían tres letras, números y otros signos gráficos). La pantalla tenía ocho líneas, suficiente para usar la agenda, hablar con otras personas mediante texto y usar el correo electrónico. Pero no llego nunca a hacerse popular. Por eso, el éxito del dispositivo se ciñó a las empresas, que los compraban para sus ejecutivos.
2002 – La empresa canadiense BlackBerry dio un salto tres años después con el lanzamiento de lo que hoy puede llamarse un smartphone. Este modelo permitía navegar (con un navegador limitado) por Internet a través de una pantalla de colores. También permitía abrir documentos Word, Excel y PowerPoint. Todas estas funciones lo hicieron aún más atractivo para los ejecutivos. Además, la batería duraba de dos a tres días con un uso normal. El móvil dejaba de ser realmente un teléfono.
En el mismo año, otra novedad aparcó definitivamente la idea del teléfono móvil como aparato para hacer llamadas. El Sanyo SCP-5300 fue el primero en incorporar una cámara. La resolución era bajísima, pero fue el punto de partida para que otras empresas corrieran detrás, incorporando cámaras cada vez mejores y con más colores al aparato.
Los cinco años siguientes fueron de una cierta paralización, con evoluciones puntuales, y la gente parecía estar satisfecha con lo que tenían. En 2007 todo cambió.
2007 – Lanzamiento del iPhone. Apple, que nunca antes se había aventurado en este mercado, lanzó un dispositivo que hacía todo lo que los demás, pero mucho mejor. Acabó con el teclado físico. Creó una pantalla táctil de más de un dedo al mismo tiempo. Pero, por encima de todo, el iPhone era un ordenador que cabía en una mano. Internet tenía cara de Internet. Los e-mails eran verdaderos e-mails. La cámara era una cámara. La música se volvió ilimitada. Y, como un ordenador común, aceptaba la instalación de otros programas, de acuerdo con el gusto y la necesidad de cada uno, ya fuese un ejecutivo, un adolescente o una ama de casa. Y, por increíble que parezca, el iPhone también hacía llamadas. En los años siguientes, todas las empresas del sector dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a lanzar algo similar. Lo consiguieron y por eso hoy tienes un smartphone en la mano y puedes leer con él este artículo.