La tecnología nos provee de herramientas que nos facilitan innumerables tareas del día a día, como hacer compras, realizar movimientos bancarios o trabajar en remoto, por ejemplo. Estos dispositivos también facilitan la comunicación entre las personas y posibilitan que estemos conectados por medio de varios aparatos, como ordenadores, smartphones y tabletas. Y, en la era de la información digital, a veces parece que siempre hemos sabido usar Internet y los dispositivos electrónicos en general, sin embargo, y como bien sabemos, no es así.
Como todo en la vida, aprendemos poco a poco a descubrir los misterios de la tecnología y vamos perfeccionando nuestra facilidad de uso por medio de la exploración de nuevas posibilidades digitales.
Sin embargo, aunque bien es verdad que muchos de los aparatos electrónicos son construidos con el objetivo de ser usados de un modo intuitivo y sencillo, es habitual encontrarse ante alguna situación comprometida ocasionada por un mal uso del dispositivo. ¿Quién no conoce a algún amigo o familiar que ha publicado una fotografía, se ha unido a un grupo o ha hecho clic al me gusta en redes sociales sin ser realmente consciente de lo que hacía?
La tecnología despierta la curiosidad de las personas, y ese es el mejor ingrediente para todos aquellos que desean aprender. Por eso, no basta con tener al alcance esta tecnología, sino que es necesario también aprender a utilizarla de manera responsable. Mucha gente, principalmente personas mayores, se enfrentan algunas veces a problemas de comprensión de conceptos que pueden sonar básicos para aquellos que pasaron prácticamente toda su vida conectados. De la misma forma, el uso de Internet por niños y jóvenes debe ser guiado, ya que aunque muchos menores hayan nacido con una tableta debajo del brazo, no han desarrollado todavía sus competencias digitales. Por ello, debemos tener en cuenta estas dos realidades para conseguir cerrar cada vez más rápido la brecha digital que todavía existe en nuestra sociedad.